12 enero 2015

Humor

Hace ya más de 14 años. Ya son unos cuantos. Poco después que tirarán de forma horrorosa dos torres en Nueva York, un atentado que ha cambiado el devenir de los tiempos, y que nos ha hecho perder muchas cosas que teníamos asumidas. Pocos días después de aquello la vida continuaba, un amigo invitó a todos sus colegas a celebrar su proyecto final de ingeniería. Había que cenar, emborracharse para celebrarlo. Lo normal, tan normal que como conversación de sobremesa el tema de las torres fuese la estrella. Como el tema era reciente, el discurso estaba lleno de pero perismos, el análisis desde el buenismo, desde el anticapitalismo, del bueno pero es que se lo han buscado, algunos más acertados que otros. Todos fastidiados.

Quieras que no, todos quedamos tocados por el tema. Pero als formas de afrontarlo son diferentes. Y cada uno tiene su sentido del humor. Que entre otras cosas es una herramienta de supervivencia. Así que mientras un extremo de la mesa se enzarzaba en profundos análisis sobre el atentado otros estamos al chiste, a la risa y al seguir viviendo por encima del terror. Mientras reíamos con nuestros chistes, viejos, groseros, como siempre se han hecho, cada vez nos llegaban más ecos de los pero perismos de la discusión. Cosa que me tocaba las narices, así que al final me metí en la conversación, claro que sí, si tenéis razón y pum, hice un chiste grueso, negro, de mal gusto, que hizo el silencio.

Cambiaron el tema, supongo siguieron con sus reflexiones internas, y mirando mal a aquellos locos de mal gusto que se reían de cosas serías. Nosotros seguimos riendo y emborrachándonos, y ya no recuerdo como acabó la noche...

Pero recuerdo la anécdota, y con otros amigos la recordamos de vez en cuando. Porque tengo ese tipo de humor, que bueno, puede rozar el cuñadismo en alguna ocasión, pero el que tiene sus propios limites. los que yo mismo me impongo de respeto, nunca me reiré de como vas vestido si no es que yo me visto igual, para entendernos.

Más de catorce años ya. Como pasa el tiempo. Y como van las cosas para que ahora hayan matado a unos humoristas en París. Por reírse cuando hay que hacerlo, para sobrevivir, para que lo que se ha tardado tanto en ganar no se pierda, humor por la supervivencia. La anécdota no es ni comparable a lo que hacían y espero sigan haciendo los autores de Charlie Hebdo. Porque está el pero perísmo, están los del buen pensar, los que aprovecharan todo para seguir ganando, solo pensando en sus interés, largando discursos de grandeza. Contra todos ellos es necesario gente como la de Charlie Hebdo. Es obvio. Es parte de la lucha de clases, del derecho de muchos o el de solo unos pocos. Aunque sea el derecho a reírse. Y no es una cosa baladí.

El humor es una arma de supervivencia. El derecho a reírse es el derecho de vivir. Por eso el humor se menosprecia, y por eso el humor es algo tan complicado.

Y sin embargo aquí seguimos. Que difícil todo. No les llego ni a la sombra. No soy gracioso. Pero no me quitarán el chiste de la boca.


3 comentarios:

Anna dijo...

:_(

Bororo dijo...

Y tanto y tanto y tanto y tanto...
No hay que quitarle ni una coma....

Marta dijo...

"El humor es una arma de supervivencia" <- Amen to that